Una
de las ventajas, de tener familia que se dedica a la ganadería, es la de poder disfrutar de leche recién ordeñada, de requesón
fresco, mantequilla, o de queso hecho por tu tía.
Sabiendo de qué vaca es, y de qué se alimenta.
Sabiendo de qué vaca es, y de qué se alimenta.
Aunque
pueda parecer que toda la leche es igual, no es así, depende de
muchas cosas, de la raza del animal, de la alimentación... Hasta el
trato que tengas con ellas, llega a influir.
En
este caso, es una pequeña ganadería de carne, siendo la raza la
asturiana de los valles. Este tipo de vaca, da menos leche que por
ejemplo las frisonas, pero es mas intensa y de mayor sabor.
Una
de las maneras de aprovechar la leche sobrante de lo que no mama el
xato, es haciendo queso, y se puede conservar metiéndolo en una materia grasa, como en este caso el aceite.
Es
una manera fácil de conservarlo, si además le añadimos especies,
como el tomillo, orégano, pimienta,... da como resultado una
explosión de aromas y sabores, intensos, ganando en fuerza.
Vale
casi cualquier queso, aunque los que mejor van son los curados.
Se
puede servir solo, o con tomate, anchoas, con ensalada... Además, el
aceite queda aromatizado y queda de cine en las ensaladas, por
ejemplo.
INGREDIENTES:
- Queso de leche de vaca.
- Aceite de oliva virgen extra.
- Orégano y tomillo.
- Tarro de cristal.
ELABORACIÓN
Cortamos
el queso en dados, cuñas o en rectángulos, como mas nos guste,
siempre que no sean mas grandes que el tarro de cristal.
Vamos
colocando el queso y las especies en el tarro, sin que sobresalga.
Rellenamos
con el aceite hasta cubrir el queso, y esperamos unos minutos a que
asiente, si hace falta volvemos a echar aceite hasta que cubra todo
el queso.
Cerramos
el tarro y lo dejamos reposar mínimo una semana. Cuanto mas tiempo
pase mas sabor e intensidad tiene.
Ahora
solo queda disfrutarlo con un pan de fogaza casero y un vaso de viño
de Pelorde
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